lunes, 17 de enero de 2011

edisson altuve CRF

Globalización y comunicación alternativa

Globalización y comunicación alternativa

Profesor de la Universidad de Puerto Rico. Enseña teoría de la comunicación, formación tecnológica e historia del cine. Es autor del libro Para leer a Mattelart: desde la univocidad hasta la polisemia (ICONOS, 1995). Actualmente está estudiando para un doctorado en filosofía de la comunicación en la Universidad de Massachussetts en los EEUU.

La mayoría de las tendencias enfatizadas por los medios de información para representarnos la globalización tiene que ver con la redefinición de poderes entre el estado-nación y las empresas multinacionales. En este sentido podemos ofrecer dos ejemplos que tuvieron mucha cobertura en los medios.

Primero, en diciembre del 1994-principios de enero del 1995, el estado mexicano vio su poder económico reducido dramáticamente. En cuestión de días, compañías multinacionales retiraron miles de millones de dólares de la bolsa mexicana obligando al estado mexicano a devaluar su moneda por más de 30%. La rapidez con que los fondos fueron retirados vía redes computadorizadas dejo atónito a muchos observadores de relaciones internacionales.

Segundo, durante la Guerra de Golfo Pérsico, el gobierno de los Estados Unidos intentó censurar la cobertura de la guerra por los medios de información. Estos esfuerzos se vieron frustrados por la capacidad de la cadena CNN de utilizar satélites comerciales para emitir noticieros desde el propio Bagdad, blanco principal de ataques aéreos por parte de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos.

Otro reflejo de la globalización, no tan reseñado por los medios de información, ha sido la creciente brecha entre ricos y pobres en la mayoría de los países del mundo. Las políticas neoliberales han tenido gran efectividad en la producción de pobreza. En el contexto de América Latina un observador estadounidense - nada radical - señaló a fines del 1994:

Después de una década de depresión, programas de austeridad y ajustes estructurales, millones de latinoamericanos quien en un momento habían pensado que llegarían a ser clase media, han sufrido una pauperización. Las reformas económicas han producido beneficios para pocos, a la vez que han reducido - a corto plazo - los salarios... Aunque ya no está de moda el hablar de lucha de clases, las divisiones sociales en América Latina son mucho más notables. La distribución de ingresos, desde hace mucho tiempo, más desigual en América Latina que en otras partes del mundo, es hoy más asimétrica en la mayoría de los países de esa región. La reducción de inversiones en salud, educación, y otros servicios similares durante los 80s tendrán su pero impacto durante los 90s. (Lowenthal, 1994, pp.11-12).

Es precisamente esta explosión de la pobreza la que ha dado lugar a un aspecto de la globalización casi desapercibida por los medios de información. Este es el fenómeno que se ha denominado globalización desde abajo (Falk, 1993, p.427). Dos ejemplos ilustran esta nación de la globalización desde abajo.

Primero, en 1992 se dio el encuentro mundial sobre el ambiente en Brasil. En ese encuentro, las reuniones de los Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) fueron más ricas en discusiones que aquellas de los gobiernos. Las reuniones de las ONGs tuvieron mayor participación. Y las decisiones tomadas por las ONGs han sido más pertinentes para el ambiente que las de los gobiernos.

Segundo, un estudioso estadounidense ha explorado la forma en que los pobres de Centro América - a través de sus ONGs - han respondido a la crisis social causada por las políticas neoliberales y de reajuste estructural:

Una ola de nuevo apoderamiento (empowerment) ha llegado a la América Latina. Los pobres de esta región están cada vez más unidos a través de nuevas y complejas redes de organizaciones cívicas - y más recientemente en movimientos sociales que transcienden divisiones políticas y divisiones tradicionales de clase. Mientras la pobreza antes significaba el aislamiento físico y cultural, los pobres de hoy - aunque más numerosos y más pobres que nunca - están conectándose los unos con los otros y con otras partes del mundo.

Lo que mueve o inspira este afán de conexión es una revolución de información. Una explosión de información penetra la pobreza, dándole un nuevo carácter social y obligándonos a revaluar lo que verdaderamente significa la pobreza (Annis 1991, p.93).

La comunicación alternativa como contexto de la globalización

Una forma útil de pensar la globalización es a través de la conceptualización e historia de la comunicación alternativa. Una conceptualización apropiada de la comunicación alternativa conlleva una comprehensión de las palabras que usualmente se incluyen en su definición: hegemonía y contrahegemonía, comunicación participativa y movimientos populares.

Las nociones de hegemonía y contrahegemonía nos vienen de Gramsci (1977) y significan el consentimiento, prestigio y confianza social depositados en los sectores dirigentes de una sociedad. La contrahegemonía es, entonces, el consentimiento, prestigio, y confianza social encarnados por los sectores populares.

Las enseñanzas pioneras de Paulo Freire - Educación como práctica para la liberación y Pedagogía del oprimido - sirvieron como inspiración para nociones de comunicación como diálogo y enfoques de comunicación participativa. Díaz Bordenave, en particular, ha elaborado las múltiples dimensiones de participación como (1978): un derecho humano; un fin más que un medio; un proceso aprendido de conscientización crítica; y un proceso facilitado por la comunicación.

La comunicación popular según Kaplún (1985) es esencial para la organización de los sectores populares. Es la medida que la comunicación popular, entendida como una práctica libertadora y transformativa con el pueblo como protagonista, es implantada, las organizaciones de los sectores populares crecen en cohesión y fuerza. Para Kaplún la comunicación alternativa es igual a la comunicación democrática, la cual se opone a la comunicación dominadora. La comunicación democrática se caracteriza por el diálogo, comunidad, horizontalidad, participación, flujos bidireccionales y está al servicio de la mayoría de la sociedad. La comunicación dominadora se carateriza por el monólogo, el poder, el verticalismo, flujos unidireccionales, monopolios y está al servicio de minorías.

De todos los conceptos que contribuyen a una conceptualización de comunicación alternativa, el término movimientos populares es tal vez el más ambiguo. Estoy de acuerdo con Camacho (1989) quien los define como moviemientos policlasistas donde predominan los intereses de los grupos sociales subordinados y que expresan las múltiples contradicciones sociales (aquellas relacionadas con género, diferencias regionales, ambiente, clase, etnicidad, cultura, poder político, etc).

Además de los conceptos que fundamentan nuestra comprensión de la comunicación alternativa, es importante señalar las dimensiones de las prácticas de comunicación alternativa. Según Portales (citado en Santa Cruz, 1985) la comunicación se constituye por una conjugación de dos procesos, de dos dialécticas. Ambos procesos describen las tensiones democráticas de cualquier esfuerzo por realizar comunicación alternativa: la articulación de flujos de comunicación horizaontal y comunicación vertical; y la articulación entre producción artesanal y producción profesional.

Otro elemento pertinente para la comprehensión de la comunicación alternativa es su especificidad histórica. Aunque han existido esfuerzos de comunicación contrahegemónica desde por lo menos el principio de siglo - prensa feminista y sindical - en la mayoría de los países de América Latina, la comunicación alternativa como tal es considerada un fenómeno actual por la mayoría de los que han estudiado el tema. En forma sucinta, se podría decir que la comunicación alternativa es la respuesta de sectores marginados al poder de los medios de información masivos. La existencia de poderosos medios de información a partir más o menos de mitad del siglo en la mayoría de los países de América Latina y el Caribe cambió el tejido social.

Un autor estadounidense nos describe esta nueva situación:

La concentración económica de los medios y su velocidad y eficiencia en distribuir noticias y en contar historias se han combinado para producir una nueva situación para los movimientos que buscan cambiar el orden establecido... De todas las instituciones de la vida diaria, los medios se especializan en orquestar la conciencia cotidiana - por virtud de su ubicuidad, su accessibilidad y su capacidad centralizada de producción simbólica. Nombran las partes del mundo, certifican la realidad como realidad - y cuando se cuestiona o se opone a esta certificación, como suele ocurrir, son esas mismas certificaciones las que limitan el marco de oposición. Para decirlo en palabras sencillas: los medios de información se convierten en sistema central para la distribución de la ideología (Gittlin, 1980, pp.1-2).

Además de su especifidad histórica, el término también tiene unas raíces geográficas: la América Latina es reconocida como una de las regiones del mundo con mayor riqueza en la práctica y teoría de la comunicación alternativa. En ese sentido, Gumucio Dragón (1989), un comunicólogo boliviano, ha afirmado que:

América Latina se ha convertido en la vanguardia mundial en comunicación alternativa. La acumulación de experiencias durante las últimas tres décadas no tiene comparación en otras regiones del mundo. Las reflexiones teóricas sobre estas experiencias constituyen el desarrollo más sofisticado sobre el tema (p.12).

Estas vastas experiencias van desde la prensa Nanica en el Brasil de la dictadura militar, passa por las radios mineras de Bolivia, las radios cristianas en Colombia y Chile, los altoparlantes de los barrios populares de Lima, las tirillas cómicas con temas sociales de Buenos Aires y Ciudad México, múltiples experiencias con prensa escrita a través de la región, hasta llegar al uso de las computadoras por grupos feministas, ambientalistas e indigenistas en el Brasil, México y Nicaragua.

Nuevos retos

Los procesos que conforman la globalización imponen nuevos retos a los que piensan y promueven la comunicación alternativa. Una consigna muy popular entre las ONGs actualmente es la que nos interpela a Pensar Globalmente y Actuar Localmente. Desde las ONGs en América Latina y el Caribe, la reflexión en torno a esta consiga genera una serie de interrogantes que se pueden clasificar en tres ejes.

Primer eje. ¿Cómo podemos, desde la comunicación alternativa, pensar globalmente y actuar localmente? Más concretamente, ¿qué significa la globalización para las tareas organizativas de las ONGs? ¿Cómo podemos insertarnos en los debates en torno a los significados de la globalización de modo que ésta refleje los intereses de los setores marginados? ¿Cómo podemos continuar fortaleciendo la globalización desde abajo?

Segundo eje. ¿Qué significa la globalización para la conformación de la realidad social? En otras palabras, ¿qué ha cambiado desde aquel momento en que Gittlin nos describía - a principios de los años 80 - el rol central de los medios en la definición de la realidad social? Por ejemplo, el surgimiento de la Internet, ¿crea nuevos espacios de hegemonía o contrahegemonía, o simplemente añade al monopolio de la producción simbólica que nos describió Gittlin? Las experiencias de grupos ambientales en América Central citados por Annis (1991) y aún más las experiencias del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) con la Internet nos sugiere que éste es un nuevo espacio de lucha. Pero, si definimos a la Internet como uno de los espacios privilegiados de la globalización, y por ende como un nuevo espacio de lucha, de espacio para la comunicación alternativa, ¿qué significa esto para las prácticas artesanales - la participación en comunicación alternativa de sectores con poca educación formal (los que son doblemente analfabetas - lenguaje escrito y lenguaje de computadora)? Ademaás, ¿qué significa esto para los otros espacios de comunicación alternativa como la radio, la prensa, la televisión y el video?

Tercero eje. Si desde las ONGs definimos la globalización con énfasis en la regionalización, ¿qué significa esto para nuestros esfuerzos de organizar localmente? ¿Sufren o se fortalecen? En nuestros esfuerzos por establecer vínculos con otras ONGs fuera de nuestros países, ¿se está sacrificando el tiempo que le dedicábamos a organizar localmente?

Estas y muchas otras preguntas que se desprenden de lo que se ha presentado, se pueden explorar desde las dimensiones de comunicación alternativa que nos ofrece Diego Portales (citado en Santa Cruz, 1985). Para este autor la comunicación alternativa se constituye a través de dos dialécticas: la articulación de flujos de comunicación horizontal y comunicación vertical; la articulación entre producción artesanal y producción profesional. En esta época de globalización, tenemos que añadir un tercer proces

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