viernes, 26 de noviembre de 2010

Edisson Altuve CRF

Globalización, Pobreza y Desgobierno

Mario H. Concha Vergara

Jueves, 11 de mayo de 2000


Los desorganizados, pero efectivos, movimientos protestatarios contrarios a la Globalización Económica, han usado las nuevas tecnologías de la comunicación, producto de esa misma globalización, como efectivas armas en contra del proceso de la economía única que está siendo impuesta por una suerte de "pensamiento único".

Aquí se demuestra, aunque sea contradictorio, aparentemente, que la Globalización tiene dos aristas muy diferenciadas: podríamos hablar entonces, de una Globalización Positiva y de una Negativa, claro que dependiendo del cristal con que esto se mire y analice.

La red Internet logró poner al mundo al alcance de la mano de las minorías del Tercer Mundo y de las mayorías del mundo postindustrial. Esto sirvió para que los grupos de interés, las Organizaciones No Gubernamentales (ONG), y algunos sobrevivientes partidos políticos, en especial los grupos troskistas liderados por académicos y profesionales amantes de la ecología, defensores de los derechos humanos, de los derechos animales, etc. pudieran hacer escuchar la voz de los cuerdos en un mundo virtualmente atrofiado en el pensamiento.

Lo negativo de la globalización debemos encontrarlo en la gran acumulación de capitales así como en la masificación de la Plusvalía Ideológica. Han desaparecido las tradicionales economías mixtas nacionales, las cuales fueron vorazmente consumidas por la corrupción Latinoamericana, la cual supera a la asiática y africana, se cerraron las grandes industrias con chimeneas, se aventó a millones de trabajadores, entre ellos profesionales, técnicos, gerentes, y obreros especializados a la calle y se concentraron las finanzas en el capital especulativo y el tráfico de droga y lavado de capitales sucios, fenómeno al cual no ha escapado ningún gobierno ni ningún sistema de la región. De tal manera que la economía se ha monopolizado en dos vértices: a) Las Mega Corporaciones Transnacionales, y b) Los Carteles de la Droga.

Todo lo anterior ha significado una rápida globalización de la pobreza con sus esperadas consecuencias: reemergencia de enfermedades que habían sido erradicadas por décadas; por ejemplo la malaria, la Tuberculosis, el dengue, el cólera, la fiebre equina, etc. Otra consecuencia de la pobreza es la disolución de las familias y las altas tasas de criminalidad registradas en la región; en especial en Colombia, Venezuela y México, en donde la acción hamponil se tornó definitivamente incontrolable.

Los graves problemas sociales en Latinoamérica y El Caribe han puesto de manifiesto la ingobernabilidad de muchas de las naciones atacadas por la pobreza casi total de sus habitantes. Colombia y Venezuela se han tornado ingobernables y el gobierno nacional y menos los regionales, no tienen capacidad para reprimir la violencia hamponil, ni para aplicar los mandatos constitucionales en términos de respeto a los Derechos Humanos, ni tienen capacidad de enfrentar objetivamente con políticas sociales el problema del hampa desbordada, creándose de hecho una virtual carencia de Estado de Derecho en ambas naciones; en ellas gobierna el dinero, las balas, y el terror de parte y parte.

Los grupos protestatarios en Seattle, Londres, Washington y posteriormente Londres nuevamente, no quieren que ocurra en sus países el triste y dantesco espectáculo que ocurre en Latinoamérica y El Caribe como consecuencia de la pobreza adquirida por las políticas globalizadoras del neoliberalismo. Ellos, aprovechando, obviamente la globalización de las redes de comunicación, han usado la parte feliz del postmodernismo y a través de Internet están llevando sus planteamientos de alerta en contra de las políticas neoliberales y pidiendo la unidad de las ONG'' y de todas las organizaciones contrarias al imperio de la pobreza y de la miseria.

Otra particularidad de estos grupos es su constante perfeccionamiento ideológico frente a los problemas que se le están presentando a la humanidad. En el trabajo de ellos no hay empirismo, ni piratería ideológica como a la que nos tienen acostumbrados nuestros subdesarrollados líderes. Estos grupos, si bien es cierto aparentan ser ácratas, en absoluto actúan como tales. Conocen de la Ética política como ningunos y su lucha se basa en el Bien Común, usando todas las formas pacíficas de lucha que tengan a su alcance parta hacer oír sus voces y opiniones. La mayoría de los protestatarios Europeos y Norteamericanos son profesionales con altas calificaciones académicas, lo que demuestra que las revoluciones ya no dependen de masas ignorantes, cerebralmente atrofiadas, vengativas y envidiosas que más parecen parte del lumpen-proletariat y del hampa común que parte de la sociedad civil organizada en torno a propuestas éticas. Esta última tipología es la que encontramos en Venezuela, como en la mayoría de las naciones del área, en donde se pretende hacer una revolución muy sui generis, pues se deja de lado a la intelectualidad, a los profesionales y técnicos, se destruye a la clase media y se abren las puertas de las cárceles, tal como lo hiciera en el pasado Benito Mussolini en Italia, Adolfo Hitler en Alemania y Pinochet en Chile, dejando que la hez de la sociedad imponga el terror en los ciudadanos honestos con el fin de controlarlos por el miedo.

Aquí, en Venezuela, existen varios mitos que nadie trata de desmistificar; por ejemplo, el "Mito del pueblo". Este Mito creído, re-elaborado, re-inventado, y re-usado una y otra vez por la demagogia politiquera de la nación establece que para ser pueblo hay que tener las siguientes cualidades: ser muy pobre, ser muy ignorante, tener mucho odio por los ricos, por los profesionales y por los técnicos; ser una persona sin valores familiares, sin valores religiosos, flojo, jugador, etc. Otro de los Mitos que tenemos es que los procesos electorales son muestra fehaciente de democracia, haciéndose caer al Pueblo (todos los ciudadanos) en la trampa del electoralismo el cual como si fuera una droga alucinógena adormece las mentes y evita la protesta - Esta droga electoral tiene tres vertientes: a) el adormecimiento de la población, b) la inducción a la no-participación de gran parte de ella en los destinos de la nación; y c) hace que el individuo crea en el igualitarismo, una perversión que es aprovechada por los grandes demagogos de la historia para poner de su lado a las masas y usarlas para sus oscuros propósitos.

Uno de los Mitos más estúpidos, que hemos escuchado por años y años, manejados por todos nuestros "estadistas" el Mito de la Riqueza. Se insiste una y otra vez en decir que Venezuela es el país más rico del mundo, apoyándose ésta aserción en las riquezas naturales del territorio nacional. Sin embargo, a nadie se le ha ocurrido pensar en la riqueza educacional del país. Nadie sabe a ciencia cierta si tenemos la capacidad de crear ciencia y tecnología o al menos de copiar la existente; a nadie se le ha ocurrido pensar si la capacidad de nuestra fuerza laboral está a la altura de los cambios de los modos de producción de los últimos tiempos; a nadie se le ha ocurrido pedirle, por ejemplo a un candidato a "x" cargo un simple examen antidoping, una declaración de bienes de él y de su entorno inmediato, un examen psiquiátrico, y un examen de comprensión de lectura y entendimiento de algunos problemas nacionales se internacionales.

La riqueza de las naciones está no tanto en los recursos naturales como en los recursos humanos; en caso contrario países como Japón, Taiwan, Holanda, Bélgica, Chile, por poner solo algunos ejemplos de países que tienen muy pocos recursos naturales, no tendrían, las rentas per cápita más importantes de sus respectivos continentes o regiones.

Por otro lado, todo el mundo sabe que en las sociedades modernas, al contrario de las primitivas, la falta de educación lleva a las personas a no distinguir claramente los límites que existen entre los valores éticos del bien y del mal, confundiéndose éstos valores con los simples valores de subsistencia animal. Se cree que en Venezuela más de un 30% de la población es analfabeta funcional y un 11% analfabeta total. No es lo mismo ser analfabeta en una cultura indígena ancestral que mantiene sus valores por muchos siglos, a ser analfabeta en una cultura como la occidental, cristiana y capitalista en donde las normas morales cambian constantemente y la sociedad está en permanente evolución (aunque muchas veces uno se sienta tentado a decir involución). Un indígena no tiene necesidad de robar porque sabe que la propiedad es colectiva. Además no está alienado a la sociedad de consumo porque lisa y llanamente no la conoce y porque no toma más allá de lo que necesita para su supervivencia natural. Lo contrario decide en nuestras capas poblacionales alienadas; ellas hasta matan por un par de zapatos.

La pérdida de los valores éticos y morales de nuestra sociedad es emulada por la masa. La masa poblacional pauperizada por efecto de la corrupción y de la apropiación internacional por medio de la Globalización Económica, se plantea la siguiente interrogante: "si roban mis dirigentes, por qué no he de robar yo...? - A este tipo de razonamiento yo le he llamado el razonamiento moral adeco. ¿Por qué? - Porque el partido Acción Democrática le enseñó a sus seguidores que no importaba que sus líderes robaran, pues la torta alcanzaba para todos y los adecos eran democráticos en esto de robarle al Estado; ellos "dejaban robar". En otras palabras, y la frase se hizo famosa: "los adecos roban pero dejan robar"; mientras que los copeyanos (Socialcristianos) robaban solos.

Venezuela como sociedad ha perdido gran parte de la moral Republicana de esa que hablaba Simón Rodríguez. Obviamente no se puede construir ninguna sociedad libre sin conocer previamente la importancia de los valores éticos por medio de la educación. Se creó una sociedad sumisa, cómplice e irresponsable, en donde todos o cada uno que llega al Poder tratará de mantener el statu-quo para poder seguir "mandando" pues nadie gobierna.

Todos mienten, todos prometen, todos dicen tener las soluciones, todos se las saben todas y quienes tienen una pizca de Poder desprecian a quienes tienen conocimientos, y miran como rara avis a quienes quieren ayudar a construir con ideas, con racionamiento, y con ética. El Poder es un fin en sí mismo. Lo demás importa un rábano o menos que eso.

La justicia no se distingue del Poder Ejecutivo que es el único que manda. Es ésta un brazo más de la conspiración de los necios que mantienen la idea de que un solo necio debe ser el divino Jefe. Mantienen la idea perenne de que "el líder" es la voz del pueblo y por eso se acepta, se permite, y se aplaude que una sola voz sea la voz autorizada de la nación; no importa que esa voz sea inconsecuente, mesiánica, ignorante, mentirosa, oportunista, traidora, irresponsable, ruda, insolvente, audaz y canalla. No importa porque quienes detentan el Poder lo quieren para siempre.

Las clases dominantes en América Latina y El Caribe, con excepción presumiblemente de la Cuba de Fidel Castro, pues allí se vive otra realidad, otro sistema y otros modos de producción, no se han diferenciado en absoluto. Todas tienen el mismo discurso, el cual nos ha llevado a un círculo político que comienza por señalar la pobreza y termina por hacernos más pobres mientras las billeteras de los señores presidentes, ministros, diputados, gobernadores, alcaldes y cuanto patán maneje su ínsula de poder, van engordando con los gruesos billetes ganados con la corrupción. El populismo ha sido el factor común de esta lumpenburguesía que ha manejado por un cuarto de siglo nuestro destino político-económico.

La ignorancia de este lumpen de cuello y corbata ha sido también factor determinante, junto a la Globalización Económica, del quiebre de la economía de nuestras naciones. Individuos, aún con títulos profesionales, profesores universitarios, nos muestran una ignorancia supina, seres completamente estólidos, pontifican en la TV y dictan cátedra en pública sobre su desconocimiento. Por ejemplo, el insigne abogado y profesor universitario, dirigente del Movimiento Quinta República de Venezuela, Omar Meza, manifiesta sin rubor que: " (...) la deuda social venezolana es propia de países dictatoriales como Arabia Saudí, en donde el pueblo llano carece de protección social". Arabia Saudí con una población de 18 millones de habitantes, cuya densidad es de 8 habitantes por kilómetro cuadrado, tiene un PIB equivalente al doble de Venezuela; no se conoce el desempleo y no se puede hablar de dictadura cuando se está frente a una cultura diferente, que se rige bajo cánones culturales religiosos diferentes como es el caso de esa nación que cuenta con una Monarquía Teológica. Opiniones como las vertidas por este profesor son una generalidad en la clase gobernante del país, por lo cual no podemos extrañarnos de la calidad de gobierno si es que existe alguno.

Todos estos fenómenos político-sociales y carencia de valores han conspirado en Venezuela para que el país se olvide del cambio de era y no asuma las nuevas responsabilidades a las cuales somos empujados por el mundo real de la cibernética o la revolución del Microchips. Es más, pareciera que un virus informático atenta en forma permanente en contra de nuestra clase dirigente convirtiéndolos en Zombies. Desde nuestro más alto dirigente, incluyendo a aquellos que creen saber de Ética, hasta el último indigente social, carecen de preparación para asumir los nuevos retos pues arrastran otros tantos Mitos como el de la viveza criolla que no es otra cosa que flojera mental: "ya nadie lee"; el de "la riqueza nacional" en donde nadie hace nada esperando seguramente que la transformación de la naturaleza no se haga por medio del trabajo sino que por medio de un milagro; el de la democracia: "vota una minoría" y creen que deciden.

El Mito de la Amistad; éste es sin duda el mito más peligroso manejado por la sociedad venezolana pues con él todo el mundo se ha transformado en cómplice de las vagabunderías de los demás. Se ha llegado a creer que la solidaridad automática con un delincuente es signo de amistad o de Poder. Esto ha tenido como consecuencia que el país caiga en manos de un grupo de pillos en otro, quienes tras el único interés de apoderarse de los bienes del Estado, al cual ellos obviamente no lo consideran como la institución que reúne al Pueblo que dicen representar, y gobernarlo de tal manera que la pillería, la mediocridad, la indecencia, y la total antiética sean percibidas como hechos normales en la sociedad.

Así dadas las cosas, nos han transformado de una sociedad pobre en una pobre sociedad, incapaz de reaccionar ante lo insólito pues ha terminado subyugada e hipnotizada por la mediocridad reinante y aceptando todo lo que se le diga, lo que se le haga, y lo que se le ponga por delante, así sean espejitos de colores...

Mientras esto nos sucede, en el mundo real, en ese que estudia, que se educa, que siente, que piensa, que crea, se trabaja intensamente para buscar la equidad y defender el derecho a ser libres y el derecho a no ser explotados. Se defiende el derecho a respirar un aire puro, el derecho a la no-contaminación de los ríos, bosques y montañas. Allí se prepara el futuro, algo tan simple que aquí no se ve por la maraña de arácnidos voraces que detentan lo que ellos creen es el Poder.

Edisson Altuve CRF

Globalización y pobreza: debate para mucho rato

Comercio, financiamento, ayuda, migración y propuestas, hacen parte de una propuesta de los autores para que haya menos pobreza en la aldea global.
¿Qué se necesitaría para incrementar los beneficios de la globalización para el desarrollo? Es una pregunta que se hacen muchos que consideran que el mundo es uno solo y cuyos beneficios son evidentes.

Dentro de esa idea, la globalización es el único medio que conduce a la disminución de la pobreza.

Quienes están al otro lado y cuestionan radicalmente el tema, consideran que no se debe hacer más que modificar la estructura y darle un mayor espacio a la intervención, como fórmula de corregir unas distorciones insalvables.

Aquí, la pobreza es consecuencia del modelo. En la realidad, el debate es amplio y documentado para cualquiera de los extremos del péndulo y seguramente nunca habrá un acercamiento significativo entre las dos vertientes.

El libro maneja una idea cercana a la primera, pero reconoce problemas: la globalización no es un asunto nuevo, sino que ha evolucionado con el paso del tiempo y su avance ha estado vinculado al mismpo proceso de desarrollo y modernización.

El planteamiento incluye el reconocimiento de problemas y las salidas con una dosis importante de urgencia: en el comercio, los países desarrollados deben cumplir su compromiso de facilitar a los países en desarrollo un mayor acceso al mercado.

En el tema de ayuda, los países donantes deben mejorar su asistencia de acuerdo con las metas planteadas en el desarrollo del milenio, los gobiernos de los países en desarrollo deben continuar el progreso hacia una mayor responsabilidad, transparencia y eficiencia y todos deben enfrentar problemas ajenos a la economía pero que hacen parte del fenómeno globalizador como el cambio climático y el sida.

El planteamiento general está hecho por quién prologa el libro, uno de los economistas principales del Banco Mundial, Francois Bourguignon.

El libro recorre aspectos técnicos fundamentales del esquema: el comercio, la financiación, la ayuda, la migración, el conocimiento y las ideas en aspectos como la propiedad intelectual, los bienes públicos y los roles de las instituciones.

Ciertamente, la discusión no acaba aquí o el libro no tiene una idea salvadora, incluso los autores lo reconocen, pero sin duda si hacen un aporte que vale la pena tenerlo en cuenta, en particular en aspectos como los "bienes públicos globales" Algunos asuntos como las relaciones con paz y seguridad no están incluidas.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Edisson Altuve CRF

Los paises más pobres del mundo

De acuerdo con la Agencia Central de Inteligencia, los países más pobres del mundo son aquellos en donde la mayor parte de la población vive por debajo de la "línea de la pobreza", que es el equivalente al monto mínimo de ingresos para un adecuado nivel de vida.

Según el índice IDH (Indice de Desarrollo Humano) los 20 países más pobres del mundo son naciones del continente africano. Este índice es utilizado por los organismos internacionales como parámetro de síntesis del nivel de vida.

15
Tayikistán 64% de la poblacion es pobre

Familia tayika

Tayikistán es el país más pobre de la región de Asia Central (renta per cápita inferior a los 400 dólares estadounidenses). Esto ha motivado que Tayikistán sea el país de Asia Central que más ayuda per cápita recibe de la Unión Europea. La tasa de desempleo es del 40 por ciento. El 60 por ciento de la población tayika está por debajo de la línea de la pobreza.

Más información sobre Tayikistan y lugar del que ha salido la foto en Catholic church in Tajikistan.

14
Burundi 68% de la poblacion

El mayor medio de subsistencia es la agricultura pero posee una de las reservas de níquel más grandes del mundo. Aunque la economía gira en torno a la agricultura, por culpa de la guerra civil, la erosión, y la emigración de la población, Burundi es incapaz de resolver sus necesidades alimenticias, llegando incluso a importar alimentos, lo cual significa un 17% del total de las importaciones

13
Sierra Leona 68%

Sierra Leona es uno de los países más pobre del mundo y además cuenta con una distribución de la riqueza bastante desigual. Tiene importantes recursos minerales y pesqueros y una agricultura a potenciar. Sin embargo, la infraestructura social y económica no esta muy desarrollada, y distintos problemas sociales siguen obstaculizando el desarrollo económico, tras una guerra civil de 9 años. Cerca de dos tercios de la población en edad de trabajar vive de la agricultura de subsistencia. La industria se reduce al procesado de materias primas y a la industria ligera dirigida al mercado doméstico.

12
Swazilandia 69%

La balanza comercial de Swazilandia es deficitaria, exporta principalmente productos agrícolas (85% de las ventas totales): azúcar, madera y productos derivados, cítricos, algodón y carne.
Tras la independencia del país se ha realizado una renovación agraria dentro del marco tradicional sin intensificar la explotación del suelo o introducir cultivos nuevos, ya que no obliga a ello la presión demográfica y debido al aporte en la renta nacional de las emigraciones estacionales a Sudáfrica.

11
Mozambique 70%

La economía de Mozambique es una de las más bajas de las del tercer mundo. Casi el 45% del territorio de Mozambique se puede utilizar para agricultura. Sin embargo, el 80% de la producción agrícola es de subsistencia. Hay extracción de madera en las selvas nativas. La reconstrucción del país, después del término de la guerra civil en 1992 y de las inundaciones del año 2000 es dificultada por la existencia de minas terrestres no desactivadas.

10
Angola 70%

Angola tiene una economía que se encuentra en el desorden debido a un cuarto de siglo de guerra casi continua. A pesar de sus recursos naturales abundantes, su salida per cápita está entre las más bajas del mundo.

En este país es donde se está celebrando la copa Africa de fútbol y donde fue atacado, dicen que por error, el equipo de fútbol de Togo.

9
Surinam 70%

La economía de Surinam es muy dependiente de otros países. Sus principales socios de comercio son los Países Bajos, los Estados Unidos y países en el Caribe.
Está basada en la producción de aluminio, que representa aproximadamente el 15% del PIB y dos tercios de las exportaciones totales. Los problemas económicos del país son graves, debido a la fuerte dependencia del comercio exterior de dos materias primas que sufren, desde 2000, bruscos cambios de precios en el mercado internacional: aluminio y petróleo. Esto conlleva variaciones notables del PIB, la tasa de desempleo, la deuda externa y la inflación anualmente

8
Guatemala 75%

Se calcula que el PIB de Guatemala en 2000 era de 23.000 millones de US$, con un decrecimiento real de aproximadamente el 3′3%. Después de la firma de los acuerdos de paz en diciembre de 1996, Guatemala estaba bien posicionada para un rápido crecimiento en los años siguientes. Esto no se copia.

7
Liberia 80%

La economía liberiana estaba en gran medida apoyada en la exportación de hierro mineral. Hasta antes de 1990, Liberia también era exportador de caucho. La larga guerra civil ha destruido mucha de la infraestructura económica del país, conduciendo a Liberia a una dependencia de ayuda extranjera. A principios del Siglo XXI la tasa de desempleo era del 85%. También se reanudaron las exportaciones de hierro y caucho, aunque en un volumen inferior al de la década de 1980.

6
Haití 80%

Haití tiene la renta per cápita más baja de todo el hemisferio occidental, es decir, que puede considerarse el país más pobre de toda América. Los indicadores sociales y económicos colocan a Haití en puestos descendentes detrás de otros países en vías en desarrollo de bajos ingresos (particularmente en el hemisferio) desde los años 80. Haití está en la posición 150 de 177 países en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU.
Aproximadamente un 70% de la población vive en la pobreza, incluso comen galletas de lodo para matar el hambre.

5
Moldova 80%

Moldavia es la nación más pobre del continente europeo, junto con Albania. La economía moldava, tradicionalmente agrícola, comenzó, en consonancia con el resto de territorios de la Unión Soviética, un acelerado proceso de industrialización, especialmente alimentaria (vino y azúcar refinado). La producción de refrigeradores, confección, materiales de construcción y maquinaria agrícola es también significativa.

4
Chad 80%

En octubre de 2003 comenzó la explotación del petróleo, del que el Chad posee abundantes yacimientos, principalmente en la cuenca de Doba. Un oleoducto transporta el petróleo hasta orillas del Océano Atlántico, en Camerún.

3
Zimbawe
80%

El gobierno de Zimbabue se enfrenta a una amplia variedad de difíciles problemas en su economía, al cesar sus esfuerzos en fomentar una economía de mercado. Esos problemas incluyen una notoria falta de divisas, hiperinflación y escasez de provisiones y artículos. Su participación en la guerra de 1998 a 2002 en la República Democrática del Congo, por ejemplo, significó un egreso de cientos de millones de dólares de su economía.

2
Franja de Gaza

Debido al bloqueo que sufre la Franja,3 la zona continúa dependiendo económicamente de la ayuda humanitaria de la ONU, que llega a través de Israel, aunque los bloqueos militares dificultan esta ayuda.4 Las mujeres de Gaza trabajan por lo general en las labores del hogar, construyendo así las base de la sociedad (educando a los niños) o en las industrias locales de artesanía, ya que el hombre tiene la responsabilidad de mantener a su esposa e hijos.

1
Zambia 86% de la poblacion es pobre

El pais mas pobre del mundo, la economía depende, en gran medida, del cobre, mineral del que Zambia es uno de los primeros productores mundiales y que representa el 90% del valor de las exportaciones. Este país pertenece al llamado "cinturón de cobre", prolongación de los yacimientos de Shaba (República Democrática del Congo). El petróleo es importado y llega desde el puerto de Dar es Salaam (Tanzania). Dentro del sector industrial destaca la rama de tratamiento de minerales (sobre todo la refinación del cobre); también descuellan la producción del cemento y las industrias derivadas de la agricultura: aceites vegetales, manufacturas del algodón, azucareras, jabones, etc.
Actualmente, Zambia es el país con más pobres en todo el mundo, con un 86% de la población viviendo en la pobreza.

Valora lo Que tienes, si tu piensas que lo tuyo es poco pues piensalo dos veces por que para ellos es demasiado.

Edisson Altuve CRF



Pobreza en un mundo rico




Si miramos a nuestro alrededor, veremos cantidades de recursos de los que podemos hacer uso para tener una vida satisfaciente y digna. No obstante, la cruda realidad es que cada vez hay más pobres.

La pobreza abarca todos los sentidos. Una vez alguien dijo "Era tan pero tan pobre que lo único que tenía era dinero".

Uno puede hablar de pobreza intelectual, pobreza emocional y por supuesto, la más visible de todas: la pobreza material.

Hay muchos que opinan que la pobreza se debe a malas decisiones de los individuos. "Si estos tomaran mejores decisiones y no malgastaran tanto el dinero…" piensan. Sin embargo, la realidad muestra algo muy diferente. Muchos han sido desempleados por cambios en la industria, otros han quedado pobres por los altos costos de la vivienda, la medicina y el alimento.

Por citar un ejemplo que lo ilustre. En el año 1930, Estados Unidos vivió una gran crisis económica conocida como la "Gran Depresión". Como consecuencia, millones perdieron sus empleos, por lo tanto no tenían qué comer. Muchos conseguían la comida a punto de pistola, otros muchos pasaban hambre. En fin, su país les falló y no sufrieron la pobreza por decisión propia sino por factores sociales.

Lo mismo ocurre hoy. Vivimos en un mundo muy rico en todo sentido. No obstante hay quienes se hacen cada vez más pobres mientras que otros se hacen cada vez más ricos. Por lo tanto la pobreza no se debe a falta de recursos sino a una injusta y desigual distribución de estos recursos. Como a su vez, hay una gran pobreza intelectual, muchos se ven limitados mentalmente a tener ideas que generen dinero y se ven esclavizados en empleos de muchas horas. Muchas fuerzas y poco dinero.

Edisson Altuve CRF



LAS CAUSAS DE LA POBREZA DEL TERCER MUNDO


La pobreza puede analizarse desde varios enfoques, algunos de los cuales pertenecen al campo de la moral, como la degeneración de la familia o la adicción a las drogas; otros, como los prerrequisitos para la madurez legal y la tranquilidad doméstica, pertenecen al campo de la política; y otros son del dominio de la ciencia económica. En este ensayo nos limitamos a las causas económicas, aunque simpatizamos con los moralistas, sociólogos y científicos políticos, quienes se ocupan de otros aspectos vitales del problema de la pobreza.

FALSAS CAUSAS DE LA POBREZA

La pobreza no es producto de recursos naturales insuficientes ni de un territorio nacional reducido, ni tampoco de altos niveles de analfabetismo, ni de falta de preparación técnica.

Tampoco es causa la presencia de compañías multinacionales que venden leche en polvo, fórmulas de cola, o gasolina a los mercados mundiales.

La miseria de los pobres no es provocada por el hecho de que algunas personas o compañías son ricas, ni porque la brecha entre ricos y pobres se ensancha. La avaricia y la especulación no son las culpables.

La pobreza no es el resultado de que los gobiernos, tanto los locales como los distantes, sean insensibles a las realidades de la pobreza y no hayan hecho la

La pobreza no surge por una muy desigual distribución de los recursos, que permite a un puñado pequeño de la población mundial absorber una porción leonesca de la riqueza, ingreso, producción, o lo que fuera. No es porque los países avanzados consumen demasiado y distribuyen muy poco.

No existe pobreza porque la deuda externa e interna sea una pesada carga, que hunde a las aguerridas naciones, ni por el déficit de sus balanzas de pagos. No existe tampoco porque la moneda local sea débil, o fue «atacada», o se devaluó. No existe porque un gobierno sea insolvente, ineficiente, ladrón, o cualquier otro adjetivo.

Simplemente no es cierto que los países ricos consiguen precios altos por sus productos elaborados mientras que los países pobres tienen que conformarse con precios bajos por sus materias primas, no sofisticadas.

Tampoco pudiera ser cierto que el capitalismo es el villano, especialmente en aquellos lugares donde predominan sistemas premodernos o socialistas.

Mejorar algunos de los anteriores factores pueden aliviar la situación pero, en algunos casos, incluso la puede empeorar. La verdad es que la solución práctica a la pobreza no descansa con empleadores paternalistas, sindicatos victoriosos, financiamiento del gobierno, redistribución de la tierra, tecnología super-avanzada, educación universal, elecciones democráticas supervisadas por la Organización de Naciones Unidas, políticos populistas, la condonación de la deuda, donaciones del Banco Mundial, ni con congresos internacionales. No tiene nada que ver con sensibilidad ni con generosidad. Ni con la lucha de algunas personas por cualquier cosa. No resulta de conllevar graves sacrificios financieros No depende de la pura suerte.

Las causas de la pobreza son otras. Existen estructuras económicas que impiden el progreso y que perpetúan actitudes empobrecedoras. Si no las identificamos y las corregimos, difícilmente podremos crear prosperidad, sin importar cuánto tiempo, recursos, dinero, preocupación, lamentos o sermones dediquemos a la solución de la pobreza.

ESTRUCTURAS ECONOMICAS QUE IMPIDEN EL PROGRESO



La pobreza es el resultado de una estructura económica deficiente. Las diferentes estructuras económicas que frenan el progreso pueden listarse como premodernistas, mercantilista, intervencionista, y de orientación hacia adentro. Excluimos los modelos socialistas y comunistas de esta discusión, aunque el modelo intervencionista usualmente contiene muchas de sus características retardantes. Es preciso notar que todas las estructuras modernas son mezclas de diversos tipos; ningún modelo es exclusivo a un país.

Estructura pre-modernista

La estructura pre-modernista o semi-feudal data de la Edad Media, cuando la vida se percibía como una lucha repetitiva y continua, y escasamente se tenía una noción del progreso. Es característica de la producción agrícola que depende intensamente de la mano de obra, con poca división de trabajo. Puede consistir en parcelas pequeñas, en las cuales familias individuales producen cosechas tradicionales para consumo propio o venta en mercados locales, sin tecnología ni herramientas modernas, y frecuentemente con la obligación de pagar algún tipo de diezmo o feudo al terrateniente, O puede consistir, como ocurrió en la época colonial, de extensas plantaciones agrarias que producen cosechas para mercados internacionales bajo condiciones que traen a la memoria el trabajo esclavizado. En cualquier caso, los trabajadores. están virtualmente casados con la tierra local, aislados de la industria moderna y las amenidades disponibles en los mercados mundiales. La de ellos es una existencia monótona que provee poco incentivo para el mejoramiento personal y promueve la continua emigración de siervos analfabetas de las comunidades rurales a la. ciudad capital y al mundo externo. Una muy alta tasa de reproducción generalmente acentúa estos efectos.

El feudalismo puro no existe como tal y desaparece gradualmente. Sin embargo, sus vestigios aún permanecen y sirven para frenar la prosperidad agraria que es tan necesaria para el desarrollo tercermundista. Algunos de los factores que contribuyen a que desaparezca la estructura feudal en beneficio de estructuras más modernas son, brevemente: en el caso del pequeño agricultor, el acceso a mercados internacionales por medio de cultivos de exportación, así como el acceso a recursos de capital y mejoras tecnológicas, como fertilizantes, irrigación, y pick ups; en el caso de plantaciones, la modernización resulta de la creación de plantas procesadoras que transforman el producto agrícola en un producto vendible al mayoreo o directamente al consumidor en los mercados mundiales, la consecuente tecnificación y especialización de los trabajadores, y los sistemas que crean incentivos para mejoras en la remuneración, que están directamente relacionados con la producción para la venta externa. Todo lo anterior señala la salida gradual de un estado de pobreza y la entrada a una existencia moderna más humana.

La estructura mercantilista

El mercantilismo de antaño, de los siglos XVII, XVIII, se caracterizó por la práctica de parte de los nuevos estados centralizados, particularmente Inglaterra, España. Francia y los Países Bajos, de controlar su industria y comercio internacional. Lo hicieron concediendo privilegios únicos a compañías individuales para producir y distribuir productos específicos, e intentaron proteger a estas compañías por medio de todo tipo de exclusión, tarifas y subsidios.

Muchas prácticas mercantilistas continúan dominando la estructura industrial y comercial de muchos países subdesarrollados. El exclusivismo y los privilegios limitan la entrada a muchos mercados, impidiendo así el crecimiento de una competencia reductora de costos. La ley alberga a estos monopolios artificiales de la intromisión por otros. El resultado son mercados que ofertan un número limitado de productos a altos precios, a una clientela reducida, favoreciendo así únicamente a los sectores más ricos y vedando a las masas una participación de los beneficios (en calidad y precio) del comercio mundial. En el mercado doméstico, los empresarios nacionales pueden subir los precios de sus productos protegidos por aranceles y tarifas y así vender bienes substitutos inferiores a un precio por encima del precio mundial; pero estos mismos precios altos impiden su participación en el comercio mundial.

Estructura intervencionista

El alza en la intervención gubernamental en el mercado es una de las grandes causas de la pobreza. La intervención es responsable por establecer dentro del gobierno muchas estructuras que crean pobreza, en la forma de ministerios y departamentos con una agenda aparentemente ilimitada. Estas agencias son dirigidas por burócratas ineficientes, aunque bien intencionados, responsables por imponer una colección infinita de complicados programas, regulaciones, requisitos de elegibilidad, prohibiciones, reglas para reportes, cargas contables, y decisiones arbitrarias, las cuales a veces se duplican unas con otras o se contradicen. Estas son impuestas a los ciudadanos y a las empresas productivas de una nación. Los costos administrativos de esta carga reguladora contribuyen enormemente al déficit incontrolable del país y generan, en la mayoría de los casos, beneficios dudosos para el público maniatado, el cual es obligado, so pena de multa o encarcelamiento, ya sea a obedecer o a hacer pagos ilegales cuando los extorsionan servidores públicos inescrupulosos. El mercado subterráneo o informal, que carece de aprobación y de protección legal, surge porque la mayoría de los pequeños productores no pueden cumplir con la multiplicidad de requisitos y pagos que la ley les impone.

La convicción de que el gobierno debe tener obligaciones ilimitadas hacia los ciudadanos, y por ende ser directamente responsable por su salud, educación, vivienda, vejez, e incluso recreación, ha contribuido en gran medida a este problema del intervencionismo. Muy pocos servicios se escapan de este tutelaje directo. La burocracia estatal aumenta significativamente la ineficiencia y el costo alto de los servicios más esenciales y es responsable porque éstos sean inasequibles. En última instancia, la población nunca puede superar la pobreza del pasado y la desmoralización que crea este sistema, a pesar de una asignación inmensa para los gastos sociales.

Otra convicción que crea un insoportable freno sobre la productividad de una nación es aquella que dice que el gobierno tiene una responsabilidad reguladora inmediata sobre la actividad privada de negocios y de banca. La noción de que el gobierno tiene la función de intervenir en beneficio del consumidor, trabajador, e inversionista, que debe regular detalladamente los precios, salarios y tasas de interés, que debe ser el policía de primera línea de toda actividad de mercado, ha creado un paternalista e ineficiente super-control que tiende a encadenar la iniciativa y eficiencia empresarial, y a restringir las consecuentes ganancias que estimulan el crecimiento económico. Empobrece mucho más de lo que protege. Crea inseguridad en lugar de prosperidad. Frena en lugar de estimular.

Adicionalmente, los países mercantilistas suelen intervenir para estatizar (o nacionalizar) las industrias más esenciales al crecimiento, como las comunicaciones, a energía, y el transporte. La mayoría de estos países tiene únicamente una aerolínea nacionalizada, una compañía de teléfonos, y una compañía eléctrica, entre otros. El saldo es aún más ineficiencia burocrática, desperdicio, enriquecimiento de servidores públicos, y los consecuentes déficits y deudas. Por ejemplo, Centro América necesita urgentemente de millones de líneas telefónicas más, las cuales no pueden proveer ni manejar las compañías estatales.

Otra característica del intervencionismo es el inepto de controlar la unidad monetaria de nación por medio de una variedad de políticas dirigidas por su banco central. El banco nacional es considerado el guardián de la moneda. Pero en sus inútiles intentos por financiar gastos públicos excesivos, acumular reservas internacionales, regular precios, y proteger la moneda nacional sobrevaluada, el banco destruye a la unidad monetaria, introduce distorsiones en la economía, e incurre en déficits cuantiosos. Esto se debe en la mayoría de los casos a la falta de disciplina monetaria y al manejo político del proceso de creación de dinero. Así, la oferta monetaria es continuamente agrandada; y este proceso inflacionario sirve sólo para destruir la estabilidad, la confianza y la creación de capital.

Finalmente, ¿cómo financia un país tercermundista estas múltiples actividades? Prácticamente todas ellas provocan grandes déficits, como es el caso de los servicios sociales, las industrias nacionalizadas, los bancos centrales, y la casi omnipresente y abultada burocracia. Para obtener los recursos financieros necesarios, se apoyan en un sistema ineficiente y progresivo de recolección de impuestos, que crea una traba opresiva, en préstamos internacionales, que elevan la deuda pública del país hasta los cielos; y con relativa frecuencia, en la creación de dinero, lo cual es una medida inflacionaria que provocó las devaluaciones notorias en el pasado.

El intervencionismo es una indiscutible fuente del retraso económico y de la aparentemente incurable pobreza del Tercer Mundo.

Estructura de orientación hacia adentro:

El comercio internacional o interregional es uno de los principales vehículos para el progreso. Los bienes sujetos de este intercambio son aquellos que el país o la región exportadora produce en abundancia y a un bajo costo, y los cuales el país importador no produce o produce en cantidades insuficientes y a un costo alto. Los países que participan en el intercambio se vuelven más ricos a medida que aumentan los niveles de comercio internacional.

Aquellos países tercermundistas que dedican sus esfuerzos principalmente, a veces exclusivamente, a producir para el mercado local, e impiden el comercio con otras regiones, frenan su propio progreso. Tienden a producir poco a un alto costo y a una baja calidad. Esto se agrava cuando introducen medidas intervencionistas para proteger la producción local ineficiente por medio de aranceles, subsidios y cuotas. El progreso que se obtiene a través de mercados internacionales es mayor que el de mercados locales expandidos.

La ideología económica de moda, llamada estructuralismo, ha intentado promover la producción doméstica a expensas del comercio internacional y ha contribuido significativamente al subdesarrollo de muchos países latinoamericanos.

¿Por qué consumir sus bananos localmente, a cinco centavos cada uno, cuando los puede vender por más de un dólar a lugares con clima nórdico? La lógica es vencedora.

ACTITUDES QUE PERPETÚAN LA POBREZA

La segunda raíz de la pobreza son algunas actitudes que impiden el progreso, que están en boga general. Estas actitudes son de naturaleza personal, pero suelen generalizarse a tal punto que se convierten en características de grupo de naciones. Algunas actitudes son propias del Tercer Mundo, y frenan su crecimiento inicial, tal como la indolencia, la indiferencia, y la resistencia al cambio. Otras se adoptan más adelante, después de que el Tercer Mundo comienza a imitar las costumbres del primer mundo, tal como la fuerte dependencia sobre sindicatos o gobiernos. Estas segundas actitudes también están presentes en todos los países mas avanzados, donde logran retrasar el crecimiento, pero son devastadoras cuando afectan a las economías emergentes de los países pobres.

Las siguientes son algunas de estas actitudes:

—Tengo derecho a vivir sin molestias de mis actividades agrícolas tradicionales, como lo hicieron mis antepasados.

—Conforme la sociedad trasciende los restos del feudalismo, yo demando el derecho a mi propia tierra, aún si debe quitársele a alguien más, para crecer en ella mi maíz o fríjol o arroz.

—Indistintamente de cuánto produzco, tengo derecho a tener un ingreso suficiente para poder disfrutar de todas las comodidades de la vida moderna, aún si para ello es necesario que se me apoye con precios fijos o subsidios que mejoran mi nivel de vida.

—Yo me conformaré con sentarme en una esquina a vender chicle a los peatones. Si soy estudiante, estudiaré lo menos posible. Si soy empresario, venderé lo que hoy me genere mas utilidades, sin importar los beneficios a largo plazo para mí o quienes me rodean.

—Trabajaré si no tengo alternativa, pero siempre haré lo menos posible, levantándome lo más tarde posible, haciendo únicamente lo que se me obliga a hacer o lo que debo hacer hoy y no puedo posponer, inyectándole a la tarea el mínimo esfuerzo y ninguna iniciativa personal, tomando ventaja de cuánto atajo pueda, y dándome por vencido en cuánto pueda. Siempre promoveré un horario de trabajo más corto, fines de semana más largos, más vacaciones y feriados, y un retiro pagado más pronto.

—Yo no me considero responsable de mi destino. Mi empleador me debe no sólo mi trabajo y mi salario, sino también tiene muchas otras obligaciones para conmigo, tales como mejores condiciones de trabajo, planes médicos, y el establecimiento de adecuados mecanismos para canalizar mis quejas. El empleador es un adversario de los empleados, y debe ser controlado y censurado cuando no provee aún mayores beneficios y utilidades. Yo tengo el derecho de participar en paros laborales pagados siempre que esté insatisfecho con su desempeño. Adicionalmente, lo considero un egoísta capitalista, interesado exclusivamente en acumular una fortuna personal y listo para aprovecharse de mí en cualquier momento.

—Yo delegué en mi sindicato el derecho de velar por mis intereses. Considero que los sindicatos han sido las principales entidades promotoras del bienestar de los trabajadores, que mantienen vivo el espíritu de enfrentamiento con el empleador. El sindicato debe tener poder absoluto para negociar y obligar al empleador a hacer mejoras continuas en mi condición de vida, usando cualquier medio, aún si es ilegal, para obtener estos fines. En el Tercer Mundo, los sindicatos tienen la función básica de obtener para sus afiliados los mismos beneficios de los cuales gozan los trabajadores sindicalizados del Primer Mundo. Mi lealtad total es hacia mi sindicato y cooperaré con él, rechazando cualquier intento por hacerme trabajar más, por más tiempo, o más allá de lo expresamente estipulado en el contrato sindical.

—Yo estoy convencido de que el gobierno no es sólo responsable de proteger a mi sindicato y amonestar a mi empleador, sino también debe asegurarse de que mi salario sea continuamente aumentado. Yo espero múltiples beneficios del gobierno, el financiamiento y la provisión de todas las necesidades de salud, incluyendo beneficios por maternidad para las mujeres; el cuidado durante el día así como la educación de mis hijos; un apoyo en los períodos en que me encuentro desempleado, enfermo o incapacitado para trabajar, y en mi vejez. El gobierno también debe asegurarse de que los precios, las tarifas de camioneta, y las rentas que yo pago sean tan bajas como es posible, y que la calidad de todo lo que compro sea excelente. El gobierno adquirirá todos los fondos necesarios para proveer estos servicios, cobrando impuestos a todos aquellos más ricos que yo, emitiendo deuda, o, cuando sea conveniente, imprimiendo más dinero.

Estas actitudes, tan comunes en tiempos modernos, se reflejan en muchas falacias económicas, que forman la base de los programas políticos de hoy. Algunas de estas falacias son:

a. Seremos más ricos y prósperos en la medida en que gastemos más dinero y ahorremos menos. Un corolario de esta creencia sería: El ahorro produce el estancamiento (stagnation). Esta actitud conduce directamente al desperdicio en el consumo, conocido como consumismo, y al agotamiento del capital escaso, que debe asignarse a la producción de muchas amenidades no esenciales.

b. Seremos más ricos en la medida en que creemos más empleos y paguemos mejores salarios, indistintamente de la productividad. Su corolario: Es contraproducente recortar gastos laborales. Este error conduce al alto costo asociado con la burocracia y la ineficiencia.

c. El desempleo es un mal mayor que la inflación. Su corolario: que se imprima todo el dinero necesario para crear empleos para todos, sin importar que se trabaje poco.

d. Es preferible la inflación a elevar impuestos o disminuir los servicios provistos por el gobierno.

e. La deuda no es importante. Es mejor endeudarse que sacrificar el bienestar presente. Nuestros nietos podrán ignorarla, y la inflación lo hace parecer irrelevante.

f. Los precios deben mantenerse bajos, a pesar de que se aumentaron los salarios 'y la oferta monetaria. Siempre hay que responsabilizar a los productores por el alto costo de la vida y castigarlos con todo tipo de pena. Nunca se debe considerar culpar al banco Central del alza en precios.

g. El gobierno es un leal servidor público, y su intervención en todos los programas sociales es tanto beneficiosa como inevitable.

LOS SÍNTOMAS DEL ESTANCAMIENTO

El estancamiento, que resulta de las estructuras y actitudes descritas anteriormente, se ve reflejado en dos fenómenos que causan y perpetúan la pobreza: el desempleo y la escasez de capital.

El desempleo:

El desempleo o subempleo, es decir, el uso incompleto o ineficiente de los recursos humanos, es un importante saldo de las actitudes y estructuras que hemos descrito.

El desempleo es causado principalmente por salarios altos y no bajos, surge cuando los salarios no son gobernados por la productividad, sino por las presiones de sindicatos o por decisión gubernamental. Casi nadie reconoce el hecho de que, cuando la productividad de los trabajadores es insuficiente como para proveer un «salario vivible» o un «salario familiar», esa compañía o industria particular genera pérdidas y va camino a la bancarrota. Por ello, todo remedio posible debe aplicársele para transformarla en generadora de utilidades.

Los sindicatos crean desempleo cuando obligan a que suban los salarios en forma antieconómica, o cuando demandan beneficios laborales de alto costo. A fin de cuentas, estas medidas promueven la reducción de la fuerza laboral en relación a su disponibilidad bajo otras condiciones, la mecanización prematura de industrias —para ahorrar en relación a altos costos laborales—, y precios más altos para los bienes enviados al mercado. También contribuyen a crear estos efectos negativos las prácticas que aminoran el ritmo de trabajo o lo paran del todo.

Los gobiernos generan desempleo cuando imponen más regulaciones laborales o normas de empleo de las que puede absorber la economía. La legislación de un salario mínimo es una de las principales causas del desempleo, junto con altos salarios impuestos por los sindicatos. Las tarifas proteccionistas obstaculizan el eficiente control de costos y aportan precios más altos para el público en general; esto significa que se produce y vende menos; y consecuentemente, hay menos empleo.

Cuando los salarios son lo suficientemente bajos, de tal forma que todos pueden encontrar trabajo, no hay desempleo. Surge entonces una mayor abundancia de productos en los mercados domésticos e internacionales, y los precios se mantienen bajos, así que todos pueden adquirir los bienes producidos. Son los salarios bajos los que conducen a condiciones de vida más humanas, que benefician a las familias menos afortunadas y les permite mejorar su suerte.

Son los salarios bajos los que permiten al Tercer Mundo hacer productiva su casi infinita oferta de recurso humano, para compensar por su falta de capital, para llenar al Primer Mundo con sus productos y así crear abundancia para sus ciudadanos.

Escasez de capital:

El segundo resultado del problema estructural y de actitudes es la escasez de capital en el Tercer Mundo.

El capital es escaso porque se desperdicia, o porque se restringe su creación o importación.

El capital es esencial para hacer más productiva a la fuerza laboral, y para financiar y suministrar muchos proyectos generadores de riqueza.

Tanto la iniciativa privada como el gobierno desperdicia el capital:

1. Al asignar recursos a unos no productivos. Por ejemplo, se dedica un porcentaje significativo del ingreso nacional a programas públicos de salud, que en la mayoría de los casos son incapaces de proveer los servicios que motivaron su creación. Los gobiernos masivos gastan cantidades enormes de capital que de otra forma estaría disponible para usos productivos.

2. Al atrapar capital en proyectos que no satisfacen las necesidades básicas de la población: Ejemplos de estos son:

a. La inversión en obligaciones de los gobiernos o bancos centrales (bonos o pagares), que sólo sirve para cubrir déficits pasados y no para crear nuevos bienes y servicios. Pareciera que el canal principal de inversión en muchos países es la deuda pública, en lugar de proyectos creadores de riquezas.

b. La nacionalización de industrias, que generalmente se caracteriza por un alto costo burocrático, servicio deficiente, y pérdida de capital.

c. La construcción excesiva de centros comerciales exclusivos, edificios de oficinas superfluos, y viviendas elegantes. en lugar de la inversión en productos de exportación que generan ingresos.

d. La inversión privada en productos que incitan a las personas al consumismo exagerado, en lugar de la inversión en productos que satisfacen sus más grandes y urgentes necesidades: vivienda popular, centros de salud, educación.

e. Algunas regulaciones y prohibiciones ambientales que resultan en altos costos y ningún beneficio demostrado o tangible.

3. Al expropiar, por la fuerza, empresas agrícolas rentables y luego redistribuir la tierra, lo cual ha destruido al sector agrícola de muchos países.

La importación o creación de capital es obstaculizada no sólo por la incertidumbre política y económica, sino también por medio de determinadas políticas empresariales y gubernamentales, tales como:

1. Prohibiciones, privilegios exclusivos, y la regulación excesiva, que defienden a los monopolios existentes y evitan la emergencia de nuevos proyectos competitivos, aún cuando existan promotores aventureros en el país o en el extranjero, lisos y deseosos de crearlos.

2. Una alta carga tributaria marginal, sobre el ingreso y las exportaciones, lo cual arrasa con el capital de inversión probable y lo desperdicia en dudosas alternativas.

3. Limitaciones discriminatorias sobre la inversión extranjera.

4. Préstamos y donaciones de fuentes internacionales, que frecuentemente substituyen a la autogestión, responsabilidad e iniciativa de los ciudadanos.

El capital nunca debería ser escaso, ya que cuando no es restringido fluye naturalmente hacia aquellas áreas y proyectos más necesitados. Es debido a las políticas anteriores que lo más avanzado en tecnología, productos y procesos no fluye hacia el Tercer Mundo, sino que permanece en el ya opulento Primer Mundo. Así, nuestros recursos humanos hambrientos de capital siguen siendo poco productivos y pobres.

CONCLUSIÓN

El Tercer Mundo nunca tendrá la oportunidad de progresar y participar de la habilidad para crear riqueza, de la cual goza el Primer mundo, si:

1. Continúa atribuyendo la pobreza a causas falsas y escoge ignorar a las dos causas fundamentales del retraso económico

2. Perpetúa y protege a las estructuras fracasadas del pre-modernismo. mercantilismo e intervencionismo, y no las substituye con un sistema de libre mercado competitivo, caracterizado por la producción masiva de bajo costo y la sana participación en mercados internacionales, con aquel sistema que permite que las personas libres, no doblegadas por controles opresivos, creen a través de su trabajo ese milagro económico que tanto añoramos.

3. Rechaza las actitudes clásicas del trabajo arduo, el ahorro, la cooperación, y la iniciativa propia, y en su lugar hace responsables por el progreso al gobierno, a los sindicatos y a organismos internacionales y sus dádivas.

Si se ignoran estos indispensables cambios, el Tercer Mundo seguirá siendo plagado por el desperdicio de sus recursos humanos y de capital, lo cual imposibilita el progreso y la abundancia.

Este ensayo intentó resumir en forma concisa y ordenada los principales obstáculos al progreso económico. Se planea ahondar y demostrar cada uno de los principios aquí enunciados en futuros ensayos El autor atribuye la mayoría de las ideas aquí contenidas a sus grandes mentores, entre los cuales quisiera resaltar, muy particularmente, a Ludwig von Mises y Goetz Briefs, y también a Lord Peter T. Bauer y a Manuel Ayau Cordón, con quienes estará siempre agradecido. Acepta cualquier crítica y sugerencia que profundice en el entendimiento de las razones por las cuales el Tercer Mundo es pobre, y promueva su participación en el progreso económico del mundo, tan pronto como sea posible. Que Dios así nos lo conceda.

Edisson Altuve CRF

LA POBREZA COMO PRODUCTO DE LA DESIGUALDAD SOCIAL



El mediocre crecimiento económico de América Latina durante el siglo XX, en acentuado contraste con las economías exportadoras de productos primarios de los países desarrollados, se debió a la inestabilidad política, las barreras comerciales, la poca solidez de los derechos de propiedad, las deficientes infraestructuras y la volatilidad en las finanzas públicas.

Asimismo, la mala formación general y técnica y otras barreras a la innovación relacionadas explícitamente con la generación y gestión de conocimientos contribuyeron a este lento crecimiento. Todo esto se vio exacerbado por estrategias proteccionistas con industrias de sustitución de las importaciones, que descuidaron el desarrollo de las fortalezas naturales de los países, desalentaron la innovación y sobrecargaron de impuestos a sus sectores de recursos naturales.

La apertura comercial, y no el proteccionismo, ha sido decisiva para ayudar a los países a diversificar sus exportaciones. Por eso, la región no debe dar la espalda a sus recursos naturales, a su proximidad geográfica general con los Estados Unidos o a su fuerza laboral competitiva. La mejor forma de tener éxito es mantenerse abierto a la competencia internacional. La consolidación de los esfuerzos de integración regional, como el Nafta y el Mercosur, será fundamental para ayudar a los países a diversificar sus fuentes de ingreso por exportaciones y así aumentar los ingresos y hacerlos más estables.

Los países de América Latina y el Caribe no deben volver al pasado, sino aprovechar sus recursos naturales y la apertura comercial para encaminarse a una economía del conocimiento que genere empleos de alta calidad y bienestar para los latinoamericanos.

Es realmente asombroso cómo algo puede existir al mismo tiempo de no existir en absoluto. Tal fue el caso del proceso que condujo a la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible. Después de muchas reuniones del comité preparatorio teníamos un proyecto para la implementación, un plan falto de imaginación, débil, carente de visión, que valía menos que el papel en el cual estaba escrito. Era un plan lleno de frases vacías, con gobiernos peleándose como niños caprichosos por asuntos que no justificaban siquiera el menor desacuerdo.

Empero, en las negociaciones se trataba más de hacer gestos para la galería que de asumir posiciones de principios. Así, por un lado, algunos desean renegar sobre el acuerdo básico entre ricos y pobres, sobre cómo la responsabilidad de proteger el medio ambiente es común pero diferenciada, basada en la capacidad de una nación y su responsabilidad para el problema. Por el otro lado, algunos gobiernos no quieren aceptar que el buen gobierno, nacional y mundialmente, es un determinante crítico del desarrollo sostenible.

Lo que Johannesburgo necesita más que nada es un sueño. Y necesita creadores del cambio, que tienen fe en el sueño. En la Cumbre para la Tierra de Río de Janeiro en 1992, el programa medioambiental ocupó el centro del escenario gracias a que la sociedad civil había llevado a los gobiernos a emprender medidas. Mas desde entonces, los grupos ecológicos en su mayoría han seguido la inacción de los gobiernos en determinar el destino de comas y puntos en los textos de negociación.

Esta "gubernamentalización" de la agenda del medio ambiente ha sido desastrosa, puesto que se ha convertido en una causa sin interés... ¡precisamente cuando el mundo desesperadamente necesita un acuerdo global!

Los retos ambientales son ahora retos de desarrollo, tanto mundial como nacionalmente. El proceso de globalización ecológica es impulsado por el hecho de que los niveles de producción y consumo han alcanzado un estado en que lo que se hace en un país dado puede tener importantes impactos sobre sus vecinos, y hasta sobre el resto del mundo.

Hasta cosas sencillas como el uso de un refrigerador o un acondicionador de aire puede contribuir a la destrucción de la capa de ozono del mundo; usar un automóvil, o talar un árbol sin plantar otro en su lugar, puede ayudar a desestabilizar el clima del mundo. El uso de un compuesto orgánico persistente como DDT en la India puede causar contaminación capaz de poner en peligro la vida de la gente y otras formas de vida en las remotas regiones polares, a medida que es transportado lenta pero constantemente a esas zonas por las corrientes oceánicas y las corrientes de aire . Nunca antes ha sido tan grande la necesidad de los seres humanos de aprender a vivir en "un mundo".

Debemos reconocer, en primer lugar, que la "globalización ecológica" es el inevitable resultado del continuo proceso de crecimiento económico y mundialización - o globalización - que no sólo une las economías del mundo sino lleva los niveles de producción y consumo nacionales a un punto que pone en peligro los sistemas ecológicos de la Tierra.

Los convenios multilaterales, desde el clima hasta la biodiversidad hasta el comercio en desechos peligrosos, son todos partes del rompecabezas de cómo compartir el espacio ecológico (y económico) del mundo. Sus negociaciones establecen las normas y los reglamentos - en efecto, la constitución de un nuevo acuerdo.

En segundo lugar, debemos reconocer que el Sur, más que nunca, está aprendiendo penosamente el costo que un medio ambiente sucio significa para la salud. El modelo económico y tecnológico de Occidente es altamente material, de alto consumo energético, y metaboliza enormes cantidades de recursos naturales, dejando tras sí una huella de toxinas y ecosistemas altamente degradados y transformados. Y no obstante, nosotros, en el mundo en desarrollo, estamos siguiendo este modelo de crecimiento económico y social, creando un extraordinario cóctel de pobreza y desigualdad, codo a codo con economías en expansión, contaminación y una destrucción ecológica en gran escala.

Los procesos de generación de riqueza a las claras impondrán creciente presión sobre los ecosistemas naturales y generarán enormes cantidades de contaminación. Literalmente, cada ciudad en el Sur en rápido proceso de industrialización está muriéndose por respirar aire limpio. Los estudios del Banco Mundial ahora nos informan que cuando el producto doméstico bruto (PDB) de Tailandia duplicó durante los años 1980, su carga total de contaminantes aumentó diez veces. Y un estudio conducido por el Centro para la Ciencia y el Medio Ambiente basado en Nueva Delhi reveló que recientemente, al duplicar la economía de la India, la contaminación de la industria cuadruplicó, y la contaminación de los vehículos aumentó ocho veces.

Hace falta una importante iniciativa tecnológica mundial para abordar el problema de la contaminación. Los países en desarrollo necesitan tecnologías eficaces en función del costo para satisfacer sus necesidades de desarrollo y de prevención de la contaminación. Un enfoque de amplias miras consistiría en alentar a las naciones en desarrollo a evitar "cambios incrementales" en las tecnologías e imponer un cambio hacia tecnologías limpias tales como células de combustible y células solares. Necesitamos un marco mundial para apoyar esta transición, en el interés de todos nosotros.

En tercer lugar, existen ahora amplias pruebas para demostrar que el proceso de mundialización pasará por alto o descuidará a miles de millones de personas pobres durante varias décadas, hasta que desarrollen la capacidad de integrarse a mercados nacionales y mundiales. La calidad de vida para estos pueblos marginados es francamente abismal. La falta de acceso hasta a necesidades básicas como agua potable limpia, alimento adecuado y atención de la salud significa que casi un tercio de los habitantes en el mundo en desarrollo tienen una expectación de vida de apenas 40 años. También es evidente que el problema de la pobreza rural en grandes partes del mundo en desarrollo no es "pobreza económica" sino "pobreza ecológica" - la escasez de recursos naturales para desarrollar la economía rural. Más de mil millones de habitantes viven en pobreza absoluta, una gran proporción de los mismos en tierras degradadas. La regeneración de estas tierras jugará un papel clave en la tarea de revivir las economías locales, desarrolladas alrededor de la agricultura y la cría de ganado. Esto a su vez requiere buena gestión de la tierra y del agua a fin de asegurar alta productividad de árboles, pastos y cultivos.

Desgraciadamente, los estudios de "pobreza ecológica" son muy escasos, debido a que la mayoría de los economistas no comprenden la gestión del medio ambiente ni la ordenación de los recursos naturales, y la mayoría de los ambientalistas no comprenden la pobreza. En un mundo interdependiente, todos los habitantes deberían poder disfrutar del derecho humano más fundamental - el Derecho a la Supervivencia. El desempleo y la pobreza asolan a gran parte de la humanidad y la obligan a sufrir privaciones que no pueden tener justificación moral, legal o socioeconómica alguna. Y sin embargo, los vastos números de desempleados o personas insuficientemente empleadas, sobre todo en el Sur rural, nos brindan una extraordinaria oportunidad para llevar a cabo una masiva empresa mundial para la regeneración ecológica y la restauración de la base de recursos naturales de la cual los pobres dependen para su supervivencia. Si se les ofrece la oportunidad, las comunidades de aldea en todas partes de América del Sur, África y Asia podrían sobrevivir mejorando su medio ambiente y sus sistemas agrarios locales mediante la forestación, el desarrollo de pastizales, la conservación del suelo, sistemas locales de cosecha de agua y desarrollo de energía de pequeña escala.

Necesitamos un programa mundial de gran envergadura para generar empleo para la regeneración ecológica a fin de detener la pobreza y la degradación ecológica, dos de los peores males que asolan al mundo, y en última instancia abolirlos por completo. Estos son los factores básicos del sueño que debería impulsar las negociaciones en Johannesburgo. Para que la Cumbre pueda convertirse en un éxito - y es imprescindible que sea un éxito - los líderes del mundo deberán reunirse no en desacuerdo sino para redactar el preámbulo de esta nueva constitución mundial. Esto es lo menos que podemos hacer para nuestro futuro común .

LA POBREZA COMO PRODUCTO DE LA DESIGUALDAD SOCIAL

Diversos autores y tratadistas desde hace mucho tiempo atrás vienen abordando la problemática de las desigualdades sociales. Las percepciones son obviamente distintas, dependiendo ello del punto de partida de carácter filosófico, ideo-político y/o religioso. Sin embargo, en general, se considera que la desigualdad social es la desigual distribución entre los grupos y clases sociales, sexos y razas de una sociedad nacional, de por lo menos, lo siguiente: ingresos y consumo de alimentos, propiedad, derecho al trabajo, acceso a los servicios básicos, poder político, movilidad social, estatus. Siendo la distribución desigual, el resultado es que hay quienes tienen más y quienes tienen menos. Conocer cuánto más y cuánto menos, implica referirse a una estructura social concreta en que hay diversidad de grados cualitativos.

La desigualdad se ha debatido históricamente desde el punto de vista ético, filosófico, pcrlítico. Los acentos o énfasis en determinados aspectos relevantes de la problemática en referencia están asociados a la evolución del pensamiento humano en lo ideológico, a la concepción del desarrollo y a las características propias de los momentos histórico-culturales en la marcha de la humanidad.

Hay "lágrimas de cocodrilo" en torno a la desigualdad social a nivel de personas, instituciones y países. En el fondo de la cuestión se plantea el problema permanente de la naturaleza humana y su vocación de poder y dominación. Es un debate bastante antiguo y siempre actual. Los énfasis varían en relación con sus componentes, algunos de los cuales son requerimientos y necesidades de los tiempos históricos que se viven. En lo esencial, el problema de la desigualdad existe y es un desafío permanente para los hombres, los pueblos y los sistemas socio-económicos vigentes.

En Occidente -y más específicamente en América Latina hay un largo proceso de búsqueda de la igualdad, aunque en los tiempos en que vivimos hay en nuestra región un abismo entre el perfil real de las situaciones nacionales y el perfil ideal, multifacético y difuso por la diversidad de percepciones, necesidades y aspiraciones que se generan en el mundo convulsionado y tenso que vivimos. Esta diferencia abismal, está motivando que en América Latina y el Caribe la mayoría de las, sociedades nacionales busquen por lo menos la equidad, que podría ser definida como "la seguridad de cada persona de contar con bienes y servicios en proporción suficiente como para tener una vida libre de hambre y enfermedades y con razonable confort y bienestar"'.

En el tercer mundo la mayoría de la población es pobre; y un cuarto de la población de los países altamente industrializados está comprendida en una situación de pobreza. En ambos casos se reconoce, éticamente, que tal situación debe ser superada y eliminada. Este planteamiento convergente (a pesar de la diversidad de expresiones culturales, sistemas sociales y enfoques ideológicos) se debe al hecho de que, desde cualquier perspectiva de análisis, la pobreza es el resultado o producto de algo que es sustancialmente desigual. La desigualdad es "éticamente mala, socialmente injusta y económicamente no óptima'.

Hay algunos intentos de categorización de las desigualdades sociales en relación con América Latina y el Caribe, se consideran cuatro categorías:

i. Desigualdades estructurales, que dependen de la naturaleza y características de los correspondientes sistemas socio-económicos;

ii. Desigualdades sexuales, en cuanto desigual distribución de derechos y oportunidades que en sus respectivas sociedades nacionales tienen mujeres y hombres;

iii. Desigualdades físicas, concernientes a la ubicación y condiciones geográficas, así como a la diversidad y riqueza de recursos naturales; y

iv. Desigualdades por origen racial.

Así planteada la problemática global en cuestión, la pobreza es una de las manifestaciones de la desigualdad. De esto se deriva, lógicamente, que en el supuesto de eliminarse la pobreza en un espacio físico y social determinados, ello no conduciría automáticamente a la igualdad, si concurrentemente no se cumplieran otras condiciones, cuya dimensión depende de los distintos niveles de percepción y de las opciones que se asuman.Los bajos ingresos y aún su distribución desequilibrada no son, ciertamente, la única característica de la pobreza rural. Esta es un fenómeno multifactorial, algunas de cuyas expresiones son las siguientes:

  • -desigual distribución del ingreso

  • -desequilibrio entre estructura económica y demográfica

  • -desempleo y subempleo rural

  • -bajos salarios agrícolas

  • -mecanización agrícola

  • -falta de organización de los trabajadores agrícolas

  • -el uso de la tierra

  • -el acceso a la tecnología

  • -el acceso a los servicios de comercialización

  • -acceso limitado a los servicios básicos, que conlleva restricciones en la utilización de los servicios de salud, educación, vivienda, incluyendo también el suministro deficiente de agua potable y alcantarillado, así como de los servicios de electricidad.

Al iniciarse la década de los ochenta, según las referencias de CEPAL, había en América Latina 147 millones de pobres, de los cuales 80 millones correspondían a las poblaciones de las áreas rurales y 67 millones correspondían a las poblaciones de las áreas rurales y 67 millones a las áreas urbanas. Esta fría y objetiva comprobación, está indicando que la pobreza en América Latina es un fenómeno plenamente vigente y que no ha sido reducida sustancialmente pese a los esfuerzos que se han realizado hasta ahora.

Esta situación -que vive causando cada vez más agudos conflictos sociales- está planteando a los gobiernos de los países de la región la urgente necesidad de definir acciones para eliminar la pobreza o por lo menos reducirla.

A través de los pronunciamientos de los países en los foros regionales e internacionales, la pobreza no es fenómeno accidental ni se da en forma homogénea en todos los países de América Latina y el Caribe y ni siquiera dentro de un determinado país. Los diferentes niveles de percepción se dan cuando se trata de identificar las razones de tal fenómeno y de proyectar acciones específicas orientadas a su eliminación o reducción.

Independientemente de las distintas concepciones acerca de la pobreza, es un hecho real el fenómeno de la pobreza rural. Es un hecho también que en el fenómeno concurren una serie de factores que se interrelacionan entre sí y que son interdependientes y cuyos efectos de interrelación e interdependencia son muchos mas agudos que la simple suma artirmética de sus componentes.

En la experiencia de América Latina, tal como lo refiere Hugo Fernández, se pueden identificar dos grandes enfoques estratégicos para encarar el problema de la pobreza:

i. Enfoque estratégico-estructural y global, orientado a modificar sistemáticaMente y con acción multisectorial, la complejidad de causas y manifestaciones de la pobreza.

ii: Enfoque estratégico de carácter reformista, orientado a superar la pobreza en una forma parcial y fragmentaria, ya sea en específicas áreas geográficas pre-seleccionadas o mediante la eminiación de una o más manifestaciones de la pobreza de un sector poblacional determinado.

En la perspectiva del primer enfoque estratégico, las sociedades nacionales deben definir e implementar cambios estructurales profundos, en cuyo contexto la pobreza rural es asumida como parte de una estrategia global de desarrollo económico, que incorpora a la población adulta al proceso productivo y hace accesible los beneficios del desarrollo a todos los trabajadores.